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martes, 30 de septiembre de 2014

SAN GIMIGNANO. Un pueblo para recrearse en el pasado.


Entre las soleadas colinas de Val D'Elsa, sumergido en el magnífico paisaje de Siena, surge el espléndido pueblo de San Gimignano, rodeado de una muralla del siglo XIII que abraza un ambiente medieval de intacto esplendor.
Es la Toscana más amada por los turistas, la de los campos de trigo, los viñedos y los antiguos burgos; es la Toscana del Chianti y del Val D'Orcia, de la buena cocina y de los sabores inconfundibles.
Visitar San Gimignano supone sumergirse completamente en la atmósfera de un burgo del siglo XIV; de hecho su aspecto se ha mantenido mayormente intacto y la localidad presenta aún hoy uno de los mejores ejemplos europeos de organización urbana de la época de las ciudades-estado.
El rasgo característico de este pueblo – que cualquier turista puede apreciar desde la lejanía- son las espectaculares e inconfundibles torres que dominan el paisaje, cada una de ellas con una historia que contar.





La localidad vivió hasta mediados del siglo XIV un período de riqueza económica y artística gracias en parte a los mercaderes y a los peregrinos que recorrían la vía de San Francisco. La vía atravesaba este este espléndido burgo y todavía hoy en día lo divide en dos partes.
Este es el período en el que las más importantes familias del momento se desafían construyendo la torre más alta como símbolo de poder. En esta particular competición se excluye la Torre Municipal, llamada la Rognosa (Roñosa), que por decreto municipal tenía que ser la más alta. Alrededor del año 1300 se contaban más de 70 torres, igual al número de familias adineradas del territorio, al día de hoy nos han llegado sólo 13.
En este mismo período comenzó un proceso de renovación arquitectónico que dio lugar a la ampliación de las murallas y al nacimiento de numerosos palacios, iglesias y conventos, embellecidos con ilustres obras de arte, entorno a la Plaza de la Cisterna y a la Plaza del Duomo. A San Gimignano llegaron para trabajar grandes artistas, como los representantes de la Escuela de Siena Simone Martini, Lippo Memmi y Puccio Tadeo di Bartolo que hicieron de la ciudad una auténtica obra de arte tal y como aún hoy se presenta a quien la visita.
Maravillosos edificios religiosos, civiles y militares dentro de un paisaje magnífico de una tierra que ofrece apreciados productos como el azafrán y el tipo de uva garnacha; así se presenta hoy San Gimignano, testimonio de uno de los períodos más importantes de la historia del hombre y lugar en el que degustar los placeres de la vida.




San Gimignano y el Vernaccia.
San Gimignano es famoso por la producción de Vernaccia, uno de los mejores vinos blancos italianos, conocido en todo el mundo. El Vernaccia ha sido el primer vino italiano con Denominación de Origen Controlada en 1966, que en 1993 pasó a D.O.C.G. 
Producido exclusivamente dentro del municipio de San Gimignano, sus viñedos se encuentran en el camino que desde Poggibonsi sube hacia San Gimignano.
La vendimia tiene lugar entre finales de septiembre e inicios de octubre. El Vernaccia joven se puede embotellar en marzo, mientras que el Reserva debe respetar el período legal de envejecimiento de 1 año en la bodega.
En la mesa el Vernaccia se sirve fresco (10° C) acompañando los entrantes, los platos de pescado o las carnes blancas.
El Reserva, en cambio, va servido a una temperatura entre los 14°C y los 16°C y puede acompañar todo tipo de plato a base de pescado y marisco.
Para respetar y disfrutar de la calidad y el prestigio de este vino en san gimignano, en la Villa de la Rocca de Montestaffoli se ha creado el Museo del Vino de Vernaccia.










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miércoles, 24 de septiembre de 2014

CUZCO. La ciudad arqueológica por excelencia.


Cuzco principal destino turístico del Perú y uno de los más importantes del mundo, ofrece a los visitantes, de una manera única y espectacular un rico legado histórico y monumental, ubicado en un territorio de montañas y valles multicolores, de selvas y bosques exuberantes, de hermosas lagunas y ríos torrentosos. El departamento del Cuzco es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad y su principal atracción El Santuario Natural y la Ciudadela de Machu Picchu, declarada una de las nuevas siete maravillas de la humanidad.
Cuzco ofrece al viajero disfrutar de la emoción del turismo al aire libre, en un entorno de bellos paisajes, deslumbrarse con los testimonios de la arquitectura incaica, admirar la riqueza artística de las iglesias coloniales, sobrecogerse con el penetrante  sonido de los pututos o caracolas sagradas, disfrutar del amanecer más bello del mundo en las alturas de tres cruces, sentir y vivir las culturas vivas en las comunidades cusqueñas  o experimentar del sabor y el aroma de una sabrosa pachamanca o un delicioso chancho al horno.





Cuzco, mítica capital del Imperio Incaico, conserva orgullosa sus paredes y muros de piedra, que evocan la grandeza de los hijos del sol. Ciudad pletórica de monumentos y reliquias históricas, de mitos y leyendas, que parecen renacer cada vez que uno recorre sus centenarias calles. Llegar a la ciudad del Cuzco, caminar por sus calles y disfrutar de sus paisajes es transportarse directamente al pasado, su atmósfera origina en quienes la respiran vivencias de profunda fascinación.
Cuzco se encuentra en un fértil valle, bañado por las aguas de los ríos Huatanay (afluente del Vilcanota) y Tullumayo, en los andes surorientales del Perú, a 3,360 metros sobre el nivel del mar. El departamento de Cuzco se encuentra dividido en 13 provincias: Acomayo, Anta, Calca, canas, Canchis, Chumbivilcas, Cuzco, Espinar, La Convención, Paruro, Paucartambo, Quispicanchi y Urubamba. A su vez, la ciudad del Cuzco está dividida en 8 distritos: Corca, Cuzco, Poroy, San Jerónimo, San Sebastián, Santiago, Saylla y Wanchaq.
Desde 1911, año en que el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham descubriera para el mundo la ciudadela de Machu Picchu, la ciudad de Cuzco ha provocado la imaginación de miles y miles de viajeros en el mundo quienes se aventuran, cada año, en el milenario Camino Inca buscando coronar la cima de este monumento arqueológico, uno de los más impresionantes de todo el mundo.






La ciudad del Cuzco ofrece en su circuito arqueológico urbano, atractivos sorprendentes y de imperdible visita: La Plaza de Armas, llamada Huacaypata por los incas, el barrio de los artesanos de San Blas, el Convento de Santo Domingo, construido sobre el Templo del Sol o Koricancha, los palacios del inca y de su corte, y un larguísimo etcétera de maravillas arqueológicas e históricas. Cerca de la ciudad del Cuzco se puede visitar las imponentes ruinas de Sacsayhuaman, Oenko, Puca Pucara y Tambomachay o baños del inca.
Cuzco está rodeado de impresionantes restos arqueológicos, como la ciudadela de Machu Picchu, la fortaleza de Sacsayhuaman, el complejo de Ollantaytambo, Complejo de Pisac, los enigmáticos andenes de Moray y de pueblos con cultura viva ubicados en el Valle Sagrado: Pisac, Calca, Yucay, Ollantaytambo, Urubamba, Chinchero y Maras donde se mantiene viva sus tradiciones y costumbres ancestrales. 
La ciudad del Cuzco ofrece una cosmopolita y generosa vida nocturna, es también una ciudad mágica, vertiginosa y excitante. Esto, junto con la riqueza arqueológica, hace de la ciudad sagrada de los incas el más espectacular de los. Se recomienda una estancia de no menos de 4 o 5 días para poder disfrutar de la ciudad y de sus alrededores.








jueves, 18 de septiembre de 2014

STONEHENGE. El misterio de las piedras circulares.


El Cromlech de Stonehenge se considera el monumento megalítico más extraordinario y enigmático del mundo, pues desde la antigüedad ha despertado la atención y la admiración de los visitantes por su extraña y sorprendente arquitectura.
Se ha querido ver en él la obra de un pueblo al que hay que reconocer que la cuidadosa confirmación y perfecto acabado de los grandes monolitos que lo forman, el uso de piedras colocadas horizontalmente para la formación de los dinteles, y sobre todo la coherencia y armonía del conjunto como obra de arquitectura, ponen a Stonehenge por encima de las construcciones ordinarias megalíticas prehistóricas de Europa Occidental. Por ello no debe sorprender el interés de las gentes y la fama de Stonehenge. Durante centenares de años científicos e investigadores han rivalizado por encontrar el origen y significado de este monumento, pero, a pesar de tantas hipótesis, lo cierto es que el misterio del significado de sus ruinas sigue en pie.




Stonehenge está constituido por grandes bloques rectangulares de piedra ordenados en círculo y formando dinteles. Lo hayamos situado en el centro de un terreno rodeado por una zanja bastante profunda alrededor de la cual, hacia el interior, hay 50 hoyos circulares formando una circunferencia o anillo en torno al monumento. La mitad de estos hoyos o fosas, llamados de Autrey desde el siglo XVII, en honor de su descubridor, han sido excavados y marcados con cal, destacándose alrededor de Stonehenge como un enorme collar de grandes perlas blancas. Estos hoyos parecen ser túmulos de enterramientos, sin urnas ni objetos funerarios, pero con señales de cremación, como si se hubiesen utilizado para determinados sacrificios o ceremonias en hornos de ignorados dioses.
Es en el interior de este círculo donde se encuentra enclavado el conjunto arquitectónico de monolitos que forman el Cromlech de Stonehenge, el cual consta de dos partes: un círculo exterior que tiene un diámetro que supera los 100 metros y una construcción interior en forma de herradura. El primero de ellos estaba formado por 30 columnas unidas por un dintel continuo de bloques cortos, los cuales montaban encima de las columnas o monolitos de tal manera que cada uno se apoyaba en dos columnas consecutivas. Todas estas columnas o menhires son de una clase de piedra arenisca que se encuentra en los Marlborough Downs, a unos 30 km. al norte de Stonehenge, y cada uno pesa alrededor de 25 toneladas.






En cuanto a los dinteles, proceden también de la misma zona y pesan alrededor de 7 toneladas cada uno.
En cuanto a la construcción interior, consiste en cinco parejas de menhires de unas 45 toneladas coronadas por un enorme bloque que forman el dintel. En el centro de este conjunto interior hay una pieza de grandes dimensiones y forma de paralelepípedo que se le ha llamado el “altar”.
Hoy día, gracias al análisis por el carbono C-14 se ha podido precisar que este monumento tiene una antigüedad que se remonta hacia el 1845 a. de C., por lo que algunas teorías sobre su origen han tenido que desaparecer, dejando paso a lo que parece ser la verdadera historia de Stonhenge. Se supone que debieron iniciar su construcción como santuario religioso, excavando la zanja circular y los hoyos de Aubrey por medio de astas de ciervos y huesos de animales. Un siglo más tarde, alrededor del 1700 a. de C., Inglaterra fue invadida desde Holanda y la comarca del
Rin por los llamados pueblos de la cerámica campaniforme procedentes de la Península Ibérica que se habían extendido por casi toda Europa. A ellos se debería la construcción del conjunto megalítico formado por los dos círculos que hemos mencionado. Posteriormente, Stonehenge pasó por diversas fases de renovación y construcción cuyas fechas son imposibles de precisar. No obstante se cree que unos 1500 años antes de Cristo, quedó terminado en la forma que se ha conservado hasta nuestros días.




Su finalidad religiosa de adoración al Sol ofrece pocas dudas, puesto que su eje principal está exactamente situado en la dirección en la que el sol sale durante el solsticio de verano, el día más largo del año. Esta vinculación posiblemente estaría relacionada con la idea de resurrección y un claro simbolismo astrológico, por lo que se considera a Stonehenge además de haber sido un observatorio para el cálculo de fenómenos astronómicos, también como un templo para el culto solar.
El caso de Stonehenge simboliza la situación de toda construcción megalítica que está en uso durante bastante tiempo: la selección y preparación del lugar, la extracción, traslado y colocación de los grandes bloques de piedra y las diversas remodelaciones del espacio necesitaron la actuación coordinada de especialistas y de un peonaje numeroso. La Arqueología experimental ha intentado reproducir el enorme esfuerzo que supuso en el megalitismo la manipulación de piedras tan grandes, cuando no se debía disponer de fuerza de tracción animal y sólo de un utillaje –palancas, rodillos, planos inclinados, cuerdas- bastante elemental.


viernes, 12 de septiembre de 2014

LAS CATARATAS VICTORIA. El humo que truena.


Las cataratas Victoria o "Mosi-oa-Tunya" (el humo que truena) son unas cataratas en el sur del continente africano, entre los países  de Zambia y Zimbabue. Las cataratas, por su tamaño, son las más grandes del mundo, además de tener una forma inusual. En sus alrededores existe la mayor diversidad de vida salvaje observable en un conjunto de cataratas y siendo fácilmente visible.
Mosi-oa-Tunya es el nombre usado por la población local mientras que Victoria es el nombre dado posteriormente por los exploradores Europeos.
Aunque las Victoria no son ni las cataratas más altas ni las más anchas del mundo, sí son las más grandes por la cortina de agua que forman, de 1.7 km de anchura y 108 m de altura.
La forma inusual de las cataratas Victoria permite ver la anchura y altura total de las cataratas desde tan solo 60 metros de distancia ya que el río Zambeze cae en una profunda y estrecha sima conectada con una serie de gargantas. Una serie de pequeñas cataratas permiten tal aproximación a pie.
Muchos de los animales que viven en África se pueden ver en las inmediaciones de las cataratas Victoria, así como una gran cantidad de los peces que viven en el río Zambeze —39 especies antes de las cataratas y 89 después— representan gran parte de la vida acuática del continente, permitiendo una vista de la fauna salvaje junto con un paraje natural incomparables.





Las cataratas Victoria son una de las mayores atracciones turísticas de África y son Patrimonio de la Humanidad. Compartidas por Zambia y Zimbabue, cada país tiene su propio parque nacional para protegerlas y hacer las funciones de centro de turistas: el Parque Nacional Mosi-oa-Tunya y la ciudad de Livingstone en Zambia, y el Parque Nacional Victoria Falls y la ciudad de Victoria Falls en Zimbabue.
Las cataratas están formadas por la caída en picado en una sola vertical de una sima de entre 60 y 120 m de anchura, esculpida por sus aguas a lo largo de una meseta de basalto. La profundidad de la sima, llamada “Primera garganta”, varía entre los 80 m en su parte más occidental hasta los 108 metros en el centro. La única salida de la Primera garganta es un espacio de 110 m de ancho a unas dos terceras partes del paso a lo largo de la anchura de las cataratas desde la parte oeste, a través de la cual todo el volumen del río cae en las gargantas de las cataratas Victoria.
La meseta por la que discurre el río Zambeze experimenta una estación lluviosa desde finales de noviembre a principios de abril, y una estación seca el resto del año. La inundación anual tiene lugar entre febrero y mayo con un pico en abril. El agua pulverizada de las cascadas llega a alcanzar los 400 metros e incluso los 800 dependiendo de la estación. No obstante, durante el periodo de inundaciones no es posible ver el pie de la cascada ni tampoco parte de la cortina de la catarata, además los paseos a lo largo del acantilado resultan ser una ducha constante debido al abundante agua vaporizada. Cerca del borde del acantilado, el vapor de agua sube hacia arriba como una lluvia invertida, especialmente en el borde de Zambia. 





Según va entrando la estación seca, las cimas se hacen más anchas y numerosas, desde septiembre a enero más de la mitad de la cara de las cataratas puede llegar a quedarse seca y se puede observar la Primera garganta en casi toda su longitud. En esta estación resulta posible —aunque no necesariamente seguro— caminar a lo largo de algunos de los tramos de las crestas del río. También es posible caminar desde la parte inferior de la Primera garganta hasta la parte de Zimbabue. El menor caudal sucede en noviembre, y es una décima parte del de abril; esta variación de caudal también es mayor que en otras grandes cascadas y hace que la media anual de caudal de las Cataratas sea menor de lo esperado si se compara con la máxima.
El tamaño de las Victoria es casi el doble que las cataratas del Niágara, y más de dos veces el tamaño de las Horseshoe. Sólo rivalizan con las cataratas del Iguazú en Sudamérica.
Los diferentes pueblos que han habitado cerca de las cataratas las llamaron de diversas maneras, tales como Shungu na mutitima, a Manza Thunqayo o Mosi-oa-Tunya, significando todas ellas significan lo mismo: “el humo que truena”.
El primer europeo en ver las cataratas fue David Livingstone, el 17 de noviembre de 1855. Aunque las cataratas eran bien conocidas por las tribus locales, los europeos eran reacios a creer que existiesen debido a que la falta de montañas y valles hacía improbable una formación de este tipo.
Desde 1860 hasta 1875 se hicieron estudios detallados de las cascadas tanto por Livingstone como por otros exploradores europeos, aunque no fue hasta que se construyó el ferrocarril, en 1905, cuando otros europeos comenzaron a visitar el lugar.