Los edificios de Shibam, construidos con arcilla hace más de 500 años, anteceden a los famosos rascacielos de cemento y metal que enorgullecen a Nueva York. A pesar del tiempo y los desastres naturales, esta ciudad aún conserva su belleza y estructura original. Patrimonio en restauración.
Desde el cielo,
Shibam se levanta como una ciudad dorada. Brillan las pajas que le dan
consistencia al adobe de las construcciones, brilla la cal que recubre las
fachadas y brilla Rub'al-Khali, el desierto que se extiende sobre el valle del
río Hadramaut, a cuyas orillas viven los 7.000 pobladores de esta ciudad
llamada la "Manhattan del desierto".
Ya en tierra, la
ciudad se descubre detrás de una muralla construida con tierra cruda, como el
resto de los 500 edificios que se apiñan en un laberinto que sólo se puede
recorrer a pie. Sus calles estrechas no permiten el tráfico de automóviles y
para desplazarse por los 1.000 metros de longitud que traza el plano, el
turista debe abrirse paso entre callejones que serpentean y se pierden en
calles cerradas.
Las construcciones
más antiguas en Shibam datan del siglo XVI, pero hay indicios de la existencia
de esta ciudad desde el siglo II a. C. Durante décadas fue paso obligado de las
caravanas que hacían parte de la famosa ruta del incienso y las especias.
Gracias a esa riqueza se fue erigiendo lo que la Unesco calificó en 1982,
cuando la declaró Patrimonio Histórico de la Humanidad, "el ejemplo más
antiguo y mejor conservado de planificación urbana basado en el principio de
construcción vertical".
Se cree que los
ciudadanos de la época construyeron esta ciudad como una fortaleza para
defenderse de los ataques de los beduinos. Y la única forma de resguardarse sin
prescindir del agua del río era construyendo una estructura compacta en un
espacio muy reducido.
Los obreros
mezclaban -y aún lo hacen- la arcilla con paja y la pisaban con pies y manos
hasta obtener una masa suave que se vaciaba en moldes de 40 x 20 centímetros y
que luego secaban al sol antes de levantar las construcciones sobre bases de
piedras.
La mayoría de las
construcciones constan de cinco y seis pisos. En el primero se almacenaban los
alimentos, en el segundo se cuidaban los animales domésticos, el tercero se
destinaba para el descanso de los hombres, el cuarto, donde está la cocina, era
para las mujeres, el quinto servía como área social para toda la familia y el
sexto se reservaba para los hijos recién casados.
La opulencia del
comercio en el pasado se nota aún en las celosías, marcos y adornos de los
pisos más altos y de las cinco mezquitas de la ciudad (una de ellas data del
siglo VIII).
Aunque la ciudad y
la muralla debieron ser reconstruidas en 1298 y 1532, por crecidas del río,
Shibam conserva su estructura y su esencia.
Esto se debe a que
las leyes internas exigen, desde hace varios siglos, que cualquier
reconstrucción debe hacerse guardando el modelo original de la ciudad. Por eso
aún están en pie edificios de hasta 16 pisos y casi 50 metros de altura, que se
recubren, cada cierto tiempo, con una capa espesa para protegerla del clima y
el paso del tiempo.
En 1982, después de
que una crecida del río amenazara la ciudad, se emprendió un plan de
recuperación que fue galardonado con el Premio Aga Khan de Arquitectura en 2007
y que hoy sigue en marcha. El gobierno ha fomentado la construcción de nuevos
edificios utilizando la técnica de adobe y el comercio ha crecido con los miles
de turistas que llegan cada año, garantizando la supervivencia de la que ha
sido catalogada como la poseedora de los rascacielos más antiguos del mundo.
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