Una arquitectura rústica dentro del mar, eso es a simple vista Tanah Lot, un pequeño templo de peregrinación donde los balineses adoran a sus dioses. Su traducción literal es "tierra en medio del mar" y cuenta la leyenda que por el siglo XV un brahmán que viajaba por la costa sur de Indonesia se detuvo a descansar en una roca de la isla de Bali, fascinado con la belleza del lugar, le pidió a unos pescadores que lo ayudaran a levantar un santuario sobre esa roca en altamar, porque sentía que era un sitio sagrado y de adoración. Desde entonces, Tanah Lot ha sido parte de la mitología balinesa.
Es uno de los siete templos que bordean el
suroeste de Bali, a 200 metros de la costa, su mayor atractivo es que sólo se
puede acceder a él cuando baja la marea. Debido a la erosión, se han formado
cuevas habitadas por serpientes marinas que, según la creencia popular, son los
guardianes del Dios del templo que lo protegen de los malos espíritus ocultos
bajo el océano.
Demonios, frutas y flores ofrendadas en
cestas de mimbre, salmodias, cánticos, dioses, turistas y fieles… todo esto
mezclado es la esencia y cotidianidad en Tanah Lot, el templo más importante de
la isla dedicado al mar; porque a diferencia del resto de Indonesia —donde la
religión que predomina es el islam—, más del 90 por ciento de los nativos
practican el "hinduismo balinés".
Ubicado a unos 20 kilómetros de Denpasar
—capital de Bali— este sitio de culto se asienta sobre un gran peñasco en alta
mar que se ha ido formando a lo largo de los años a puro golpe del océano. En
los años ochenta parte de esta formación rocosa comenzó a derrumbarse y Japón
le otorgó un préstamo al gobierno de Indonesia (aproximadamente 130 millones de
dólares) para la restauración y conservación del templo y otros sitios
históricos.
Actualmente más de un tercio de esta roca
es artificial, pero eso no es obstáculo para que cada año millones de turistas
hagan esta parada (casi obligatoria) en la más occidental de las islas menores
de la Sonda. Para llegar a Pura Tanah Lot (en la lengua sánscrita, pura
significa "espacio rodeado por un muro") los visitantes deben
atravesar una especie de mercadillo o boulevard de souvenirs y warung (puestos
de comida) que cubre cada lado del camino hasta el mar.
En Tanah Lot existen ciertas regulaciones
locales: por ejemplo, necesitas comprar un boleto de entrada (15,000 rupias los
niños y 30,000 los adultos; entre $2 y $4) y estacionamiento (depende del tipo
de auto, pero en cualquier caso es menos de $2) antes de llegar a la zona; no
se permite entrar al templo a menos que la persona vaya a rezar (y para esto
debe ponerse un traje balinés), y si la marea está alta, prohíben el acceso.
La estación seca (de abril a septiembre) es
la mejor época para visitar el lugar más fotografiado de Bali, y disfrutar los
insuperables y exóticos atardeceres desde este templo que parece flotar sobre
el mar. En Tanah Lot turistas y devotos ven esconderse el sol en el vientre de
la tierra y regresar al día siguiente, cuando nuevas ofrendas deberán ser
entregadas a los dioses en un templo que va desapareciendo mientras sube la
marea, hasta convertirse en una propia isla.
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