El Palacio Potala se encuentra en el Monte Rojo, en el centro de la Ciudad de Lhasa. "Potala" es la adaptación fonética de "Putuo", que en sánscrito significa "isla donde vive el Buda de la Misericordia". Este imponente edifico empezó a construirse en el siglo VII. Por aquel entonces se llamaba Palacio del Monte Rojo. Cuando el reino “Tubo” entró en decadencia, el palacio sufrió grandes destrozos y poco a poco fue cayendo en el olvido. En el siglo XVII, el Quinto Dalai Lama lo reconstruyó y el majestuoso palacio pasó a ser el centro político y religioso del Tíbet.
Con sus 13 pisos y 110 metros de altura, es la construcción antigua más
elevada existente hoy en día en el Tíbet. Su estructura se levantó con piedra y
madera; sus paredes, que alcanzan un grosor máximo de 5 metros, son de granito;
los cimentos del palacio se hunden profundamente en el rocoso subsuelo. En la
pared exterior, adornada con un techo y columnas de color dorado, se introdujo
hierro fundido para aumentar la resistencia a los terremotos. El palacio ha
podido así sobrevivir a varios siglos de catástrofes naturales.
El Palacio Potala está formado por el Palacio Blanco, donde residía el
Dalai Lama, situado en la parte este; la Casa Roja, en la parte central,
destinado a la recitación de los sutras; la sala donde se conservan los restos
de los sucesivos Dalai Lama; y los dormitorios blancos de los bonzos, situados
en la parte oeste. Delante del Palacio Rojo, hay un muro blanco sobre el que en
las grandes festividades budista se extiende un gigantesco tapiz con el retrato
de Buda. Este monumental conjunto arquitectónico fue erigido por etapas
aprovechando la configuración del terreno con suma habilidad. El resultado fue
un conjunto imponente y grandioso cuya armoniosa integración con el entorno le
confiere un elevadísimo valor artístico.
En el Palacio Rojo, que constituye la parte principal del Palacio Potala,
hay varias stupas donde se conservan los restos de los Dalai Lamas, así como
diversos tipos de salas budistas. La más conocida y mejor construida es la
pagoda del Dalai Lama Quinto de 15 metros de altura, se divide en tres partes:
base cuadrada, cuerpo de la torre y cúpula. Los restos del Dalai Lama Quinto se
conservan con perfume y cártamo en una jarra. El cuerpo de la pagoda está
recubierto con 3.724 kilos de pan de oro y adornado con más de 15.000
diamantes, rubíes, esmeraldas, jadeítas, ágatas y otras piedras preciosas. En
la base de la pagoda se exhiben diversos objetos empleados en las ceremonias
religiosas, entre ellos instrumentos musicales y cálices. El Salón del Oeste,
el mayor del Palacio Rojo, está dedicado a la memoria del Dalai Lama Quinto.
Sus 48 grandes columnas de madera tienen más de 6 metros de alto. La estructura
del Palacio Blanco se sostiene sobre arcos, sistema muy usual entre los han, la
etnia china mayoritaria. En él hay gran cantidad de esculturas de Buda, así
como de leones, elefantes y otros animales, todas ellas talladas en madera.
En la reconstrucción y ampliación del palacio efectuada en el siglo XVII
participaron destacados pintores provenientes de distintas regiones del Tíbet.
Estos brillantes artistas decoraron con miles de elegantes y bellas pinturas
las paredes de salas, vestíbulos, corredores y galerías. La temática de estos
murales es muy rica, puesto que abarca relatos sobre figuras de la antigüedad,
historias extraídas de los sutras, así como muestras de la arquitectura, las
costumbres populares, los deportes y otras actividades recreativas. Estas obras
constituyen un verdadero tesoro artístico. En el Palacio Potala se conservan
asimismo cerca de 10.000 objetos de gran valor. Además de innumerables rollos
de pintura, esculturas en piedra y en madera, figuras de arcilla y otros
objetos artísticos, abundan las reliquias culturales, entre ellas sutras
escritos sobre hojas de pattra, alfombras tibetanas, piezas de porcelana y de
jade, así como diversas muestras de la artesanía tradicional. Todos ello no
solo posee gran valor artístico, sino que es una plasmación de los lazos que
unieron a los tibetanos con los han y otras etnias del país durante más de mil
años, así como de los intercambios que mantuvieron con ellos.
La Unesco incluyó el Palacio Potala en el Patrimonio Mundial en 1994 y, más tarde, como suplemento, el Templo de Jokhang y el Palacio de Norbu Lingk.
La Unesco incluyó el Palacio Potala en el Patrimonio Mundial en 1994 y, más tarde, como suplemento, el Templo de Jokhang y el Palacio de Norbu Lingk.
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