En el centro de Sri Lanka, sobre una montaña rocosa, dominando la verde llanura de Sigiriya, se construyó, a finales del siglo V, un complejo palaciego en la cumbre de la llamada “Roca del León”.
No es
extraño que esta roca llamase la atención del príncipe Kassapa, quien tras
matar a su padre y temiendo el ataque de su hermano y heredero legítimo al
trono, busco un lugar en el que construir un castillo fortificado que fuese
inexpugnable.
Realmente, una audaz
construcción. Todo un reto arquitectónico para la época. Se llevó a cabo una excavación en las paredes verticales del
peñasco ya que carecía de un acceso natural. Y realmente lo logró, teniendo en
cuenta los medios técnicos de los que se disponía entonces. Fue una de las
ciudades reales más interesante del país y tuvo su momento de esplendor al ser
su capital aunque solo fuera durante dieciocho años.
En una roca inmensa
con forma de león y a través de sus fauces abiertas, se encuentra la única entrada
que nos llevara a esta ciudad que se alza a más de 200 metros por
encima de una base de jardines y árboles centenarios. Una escalera esculpida en
su interior y mil doscientos treinta y un escalones nos acercaran a la cumbre.
Por supuesto
esta escalada cuesta lo suyo pero no queda más remedio si queremos llegar a la
cima. Sus diferentes plataformas con
jardines, estancias, estanques y el palacio dominando desde la parte más
elevada nos dan idea de la grandiosidad y el esfuerzo titánico que
supuso su construcción. Una ascensión que permite de paso admirar los frescos
que se conservan en el interior de una escarpada gruta en la cara oeste. Una serie de pinturas murales de
autor desconocido, figuras femeninas de enigmática sonrisa y pechos al
descubierto que mantienen sus vivos colores originales.
En una de las cuevas de la roca se
encuentran las damas de Sigiriya, unos frescos pintados con una extrema
delicadeza, están consideradas las pinturas más exquisitas de todo el sudeste
asiático, actualmente solo quedan 20 pero se pintaron 150. Saliendo de la gruta
se encuentra el muro espejo, estaba recubierto de estuco por eso el efecto
óptico era el de un espejo, actualmente este estuco se ha perdido pero quedan
inscripciones de poemas escritos a lo largo de los siglo V al XVIII.
Finalmente se llega a la puerta del león
que da acceso a la cima donde se encontraba el palacio de Kasyapa y desde
obtendremos unas magníficas vistas panorámicas de los alrededores.
El reinado
de Kassapa fue corto al igual que su vida pero su inmensa obra ha permanecido a
lo largo de los siglos y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
en 1982. Merece la pena dedicar un día a pasear entre estas ruinas. Lo mejor
para sobrellevar el esfuerzo es emprender la caminata a primera hora de la
mañana para evitar el calor.
Los que se vean incapaces, aun sabiendo lo que se pierden, siempre se puede pasear por los jardines del interior de la zona amurallada, delimitada por fosos de agua, y podernos imaginar cómo pudo ser la antigua Fortaleza de Sigiriya.
Los que se vean incapaces, aun sabiendo lo que se pierden, siempre se puede pasear por los jardines del interior de la zona amurallada, delimitada por fosos de agua, y podernos imaginar cómo pudo ser la antigua Fortaleza de Sigiriya.
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