Maputo, la capital de Mozambique, es una ciudad diseñada con escuadra y cartabón. Sin embargo, aún quedan en su casco urbano espacios laberínticos en los que resulta sencillo perderse entre aromas y colores. Los mercados locales permiten zambullirse en un mar de tenderetes que ofrecen todo tipo de productos, una experiencia sensorial que permite conocer un poco más a fondo la vida urbana en África.
El núcleo urbano
de Maputo suele denominarse ciudad de cemento, en contraposición a la
ciudad de cañizo, aquella que conforman las zonas más humildes del extrarradio.
Pero en medio de las rectas avenidas trazadas sobre plano por los portugueses,
donde se empiezan a erguir grandes edificios, también se abren pedazos de esa
otra ciudad donde el cemento deja paso a la madera y la chapa.
En estos mercados, destinados en su mayoría al público local, es posible comprar desde pescado fresco hasta cabello natural. Los vendedores colocan con mimo frutas, verduras y especias que componen un colorido mural bajo un mar de tejados de cinc desde el que resulta complicado llegar a ver al cielo.
Aquí también es posible
contemplar todos los eslabones de la cadena productiva del pollo en pocos
metros cuadrados. Los animales vivos se hacinan en jaulas sobre las que se
apoyan baldes con ejemplares ya muertos y desplumados. En el puesto de
enfrente, la parrilla humea completando el ciclo.
Dentro del Mercado do Povo (del Pueblo;
Avenida Karl Marx), justo detrás del ayuntamiento, un plato de pollo con arroz
y ensalada cuesta 120 meticales (unos 3 euros al cambio). A pocos minutos
caminando desde ahí se encuentran los mercados Mandela I y II, así como el Mercado Central (Avenida 25 de Setembro), reformado hace pocos
años para atraer a los turistas que visitan la capital. Dentro, al igual que en
el resto, no falta la sección dedicada al cabello natural, muy cotizado entre
las mujeres mozambiqueñas (una cabellera completa ronda los 150 euros).
También hay lonjas especializadas en productos concretos. Por ejemplo, el mercado de Peixe, situado en la avenida Marginal, nueva carretera que circunda la bahía de Maputo, es el lugar idóneo para disfrutar de una buena ración de marisco fresco a un precio razonable. Basta con escoger la pieza, negociar el precio con el vendedor y pagar un suplemento para tener el pescado limpio y cocinado a la brasa.
Para aquellos dispuestos a regatear por todo tipo de aparatos electrónicos, en elmercado de Estrela se puede encontrar tecnología punta a precios populares, aunque, eso sí, sin ninguna garantía. De hecho, es en este mercado donde acaban buena parte de los productos robados en la ciudad. Tampoco falta un mercado especializado en la juerga. En Museu, denominado así por su proximidad al Museo de Historia Natural (Rua dos Lusíadas), los puestos de fruta se mezclan con otros dedicados a licores y pequeños bares, que permanecen abiertos hasta altas horas de la madrugada.
Y si la experiencia con los
mercados del centro sabe a poco, siempre queda la opción de salir a los barrios
de la periferia de Maputo y conocer la otra cara de la ciudad a través de sus
lonjas: precios más bajos y menos posibilidades de cruzarse con otros turistas.
Texto
original: Mario Lambán
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