Las Islas Lofoten es un archipiélago del norte de Noruega, situado por encima del círculo polar ártico. Lo que hace a este lugar especial es que está bajo la influencia de una de las mayores anomalías de temperaturas del mundo, provocada por la Corriente del Golfo. Debido a ello, disfrutan de temperaturas mucho más templadas de lo que corresponde por su localización: unos 9 grados en mayo, 15 en julio y 11 en septiembre, con máximas de 30.
Se trata de un lugar de gran belleza natural, con bonitos
fiordos, islotes y montañas, que junto con el hecho de ser bastante desconocido
para la mayoría, lo convierten en un destino realmente espectacular para
disfrutar de la naturaleza.
Durante el verano dispone de 24 horas de luz al día, ya que
el sol no se llega a ponerse del todo, siendo un lugar ideal para practicar la
escalada, montañismo, piragua y deportes similares.
Llegar a las islas Lofoten no es
especialmente fácil, se encuentran situadas dentro del Círculo Polar Ártico.
Este aislamiento, que en cierto modo dificulta un poco el acceso, le da a
cambio ese toque exótico que todos buscan para los viajes de aventura o para
las vacaciones.
El nombre de las Islas Lofoten, procede del
término “Lo”, que significa lince, y no lobo, como muchos creen, mientras que
la terminación “foten” significa el pié. Así pues, el pie del Lince es una
cadena de islas montañosas que discurren haciendo una barrera natural junto a
la costa noruega durante decenas y decenas de kilómetros de longitud, mientras
que por momentos, su anchura se estrecha hasta quedar apenas unos pocos metros
de tierra. Por otro lado, es un espectáculo digno de ver, como en esa pequeña
manga de tierra se alzan montañas que llegan a los 800 e incluso a los 1000
metros de altura y que acaban repentinamente hundiéndose otros cientos de
metros de profundidad en el frío océano que baña sus costas, dando lugar en
ocasiones a magníficas playas de arena blanca, como la de Ramberg y en otras
ocasiones sugiriendo auténticos puzles de tierra y mar, como en la localidad de
Reine, considerado por algunos el lugar más bonito de toda Noruega.
Las cimas de granito que parecen los
dientes de una gigantesca sierra emergiendo del mar, convierten la orografía de
estas islas (Austvagoy, Vestvagoya, Flakstadoya y Moskenesoya, las más
importantes) en magnífica. Junto con el archipiélago de Vesteralen, poco más al
norte, ambas rivalizan por ofrecer al turista todo un catálogo de delicias
árticas: safaris fotográficos de ballenas y cachalotes, submarinismo, pesca,
senderismo, cicloturismo y frecuentes excursiones en barco para contemplar un
sinfín de orcas en su entorno natural.
Las Islas Lofoten, son por una zona que
vive volcada al mar que le rodea y que le da esa vida tan característica que le
impregna de una atmósfera propia, un mar muy rico en recursos naturales, como
el Arrecife de Røst y una gran diversidad de aves marinas e incluso nutrias y
alces.
Merece la pena recorrer sus carreteras,
llenas de curvas y recodos, que llevan más allá de las montañas que caen a
plomo sobre el mar y permite hacer breves paradas en los pequeños poblados
(Ramberg, Henninsgvaer, Reine, Moskenes, A…), cuyas casas, de un rojo intenso,
son auténticos palafitos situados unos cuantos metros por encima de la
superficie del agua.
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