Haputale es una ciudad a 1.400 metros de altitud donde hace algunos años Thomas Lipton aprovecho el tirón de las plantaciones de té para invertir su fortuna y enriquecerse todavía más. Desde entonces el negocio del té en esta zona ha crecido, brindando unos paisajes increíbles con sus montañas repletas de plantaciones que tiñen el mundo de verde.
Hay
muy pocas instalaciones comerciales y de ocio en la ciudad, pero se puede
encontrar un
montón de lugares para hacer senderismo. Estas colinas de té
suelen ser muy fotogénicas. Es una experiencia maravillosa para
simplemente pasear y ser testigo de la vida cotidiana de los trabajadores del
té.
Quizás el más destacado entre todas las plantaciones de té es el Dambatenne Tea
Estate, que es conocida por no dejar de utilizar maquinaria de la época
victoriana en los procesos de cultivo de sus hojas de té. Fue construido en
1890 por el barón escocés Sir Thomas Lipton, el fundador del Imperio del té
Lipton.
Sir Thomas J. Lipton fue un escocés de finales del siglo XIX proveniente de una familia humilde que se dedicó desde muy joven a la venta de comestibles. Comenzó abriendo una pequeña tienda y con el tiempo llegó a poseer más de 300, fue entonces cuando entró en el negocio del té, su éxito radicó en la innovación y en conseguir introducir el consumo del té entre las clases medias y medias-bajas de la población británica ofreciendo su producto a precios competitivos.
Para
llevar a cabo su proyecto comenzó comprando tierras en Sri Lanka donde
construyo una plantación de té como no se había visto hasta entonces,
implantando métodos británicos y tecnología moderna en la fabricación del té.
En
lo alto de su creación, habilitó un lugar "Lipton´s seat" donde se
sentaba a meditar... las vistas que tenía ante sí daban pie a ello y era allí a
donde invitaba a pasar largas estancias a miembros importantes de la alta clase
británica e incluso a la monarquía de la época.
En nuestros tiempos, la fábrica ofrece un recorrido por el proceso de toma de té que culmina con la degustación de té. La fábrica está situada a unos 11 kilómetros de Haputale y es accesible por medio de transporte púbico.
Sin
duda alguna vale la pena ir hasta el
mirador conocido hoy por todo el mundo como el asiento de Lipton. A lo largo del
camino al mirador se puede observar un vasto panorama de magníficos paisajes
montañosos. El mejor momento para ir de excursión al asiento de Lipton es
durante la madrugada cuando la vista no está cubierta por la niebla todo y que
ver estos paisajes con niebla también tiene su encanto sobre todo para la
fotografía. Para
llegar al mirador, hay que subir unos 7 kilómetros a través de plantaciones de
té. Esta caminata puede llevar alrededor de unas dos horas y media para
finalmente llegar a la cima.
Se
puede hacer la ida y vuelta a pie pero si se va más justo de tiempo se puede
alquilar un tuc-tuc para que nos lleve hasta la cima y hacer el regreso
andando. Sea de una manera u otra nadie puede negar que la esta caminata entre
las plantaciones vale la pena.
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