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sábado, 22 de febrero de 2014

CENTRAL PARK. El pulmón de Nueva York.


El famoso parque es uno de los espacios preferidos, tanto por los lugareños como turistas, para desconectarse de la ciudad y tomar aire fresco en sus extensas áreas verdes.

Rodeado de inmensos edificios, el legendario Central Park no es solo uno de los parques urbanos más grandes del mundo sino que es, además, el parque más famoso, debido a que aparece en muchas de las películas que se filman en Nueva York, que no son pocas.
Es por ello que aunque lo visitemos por primera vez siempre se nos hará familiar. Sus senderos y jardines han sido escenarios de centenares escenas del cine y es una parada obligatoria en todo viaje a Nueva York, sobre todo en verano, primavera o en otoño, que es cuando se convierte en el escenario perfecto para descansar de la intensa ciudad.
Las principales avenidas del norte de manhattan desembocan en el Central Park, que está cerca de muchos de los principales destinos turísticos: la llamada “museum line” (o línea de museos) esta paralela a la Quinta Avenida, la gran ruta con exclusivas tiendas de la ciudad.
En el museum line están reunidas varias de las máximas instituciones culturales de la ciudad como el MET (Metropolitan Museum of Art), el museo Guggeheim, el Museo del Barrio, Frick Collection y galerías de arte como la Neue galerie. También a la salida de la calle 79 Oeste o 81 Oeste, está el museo de Historia Natural.
El parque se encuentra rodeado por calles muy transitadas, como la Quinta Avenida; al sur se encuentra la Calle 59, y también con la llamada Central Park Norte. Al oeste se junta con la denominada Central Park Oeste que conserva su nombre al igual que la Quinta Avenida. Hacia la Séptima Avenida, con la calle 58 Oeste, donde podemos salir del parque hacia Manhattan justo en Columbus Circle y ver la estatua de Colón. Cerca de esta zona hay muchos lugares para visitar, como el Rockefeller Center, desde cuya cima se tiene una magnífica vista.






Después de un recorrido por estos grandes centros culturales siempre está la opción de hacer una parada en el Central Park que está a pocos pasos.
Dentro del inmenso parque hay muchos espacios originales. Lo ideal para conocerlo bien y en poco tiempo es alquilar una bicicleta. El coste aproximado es de unos 15 $ la hora y se pueden alquilar en las principales puertas de entrada o en las tiendas de alquiler que están por la zona.
Alrededor del Central Park hay vías para recorrer en bicicleta y circuitos establecidos de diferentes distancias. Las hay de 6, 5 y 1 milla. También existe la posibilidad de alquilar patines.
Gran parte del parque está ocupado por el reservorio Jacqueline Kennedy. Sin embargo, el parque cuenta, además, con lagos artificiales, dos pistas de hielo para patinaje y espacios utilizados para deportes, así como un pequeño zoológico que sirvió de inspiración para la película ‘Madagascar’.
Otro espacio singular y especial para niños es el teatro de títeres de la casa de campo sueca, famosa por ser el albergue perfecto para el entretenimiento de los más pequeños.
Frente a Bethesda Terrace se extiende The Lake que se utiliza mucho para pasear en barca durante el verano. Actualmente se puede disfrutar de este lago alquilando una barca o caminando por los senderos que lo rodean. Para alquilar una barca hay que dirigirse a Loeb Boathouse en el extremo este del lago.
El verano es la mejor época para disfrutar al máximo del parque, ya que durante esta temporada tiene la mayor cantidad de eventos, la mayoría son gratuitos.
El festival teatral más conocido y el más importante es el renombrado Shakespeare en el parque o las presentaciones de teatro independiente como el Delacorte que se realizan al aire libre. También se programan conciertos de la Filarmónica de Nueva York y de músicos independientes que llegan en la temporada de calor para tocar al aire libre.







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domingo, 16 de febrero de 2014

ABU SIMBEL. El tesoro de los faraones.


Abu Simbel es un lugar de interés arqueológico constituido por dos templos excavados directamente en la roca. Está situado en el extremo sur de Egipto, en la ribera occidental del lago Nasser a unos 230 km al suroeste de Asuán. Los templos forman parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia.
Entre 1964 y 1968 el conjunto de los templos hubo de ser reubicado debido a la construcción de la presa alta de Asuán y la subsecuente formación del lago Naser. Para evitar que estas joyas arqueológicas quedaron bajo el nivel de las aguas, un equipo internacional de ingenieros procedió a cortar grandes bloques de mas de 20 toneladas cada uno y trasladarlo a un nivel más elevado, a salvo de la crecida del rio, donde fueron ensamblados nuevamente.
Abu Simbel, significa el padre de la espiga. Los templos fueron construidos por orden del faraón Ramsés II, hijo de Seti I.
La construcción del templo se inició aproximadamente en 1284 a. C. y duró unos casi 20 años, hasta 1264 a. C. Es uno de los seis hipogeos, excavados en la roca. El propósito del templo era impresionar a los vecinos del sur y reforzar la influencia de la religión egipcia en la región.
El templo fue construido por Ramses II para conmemorar su victoria en la batalla de Kadesh (1274 a. C.). Está dedicado al culto del propio Ramsés así como al culto de las grandes deidades del antiguo Egipto, Amón, Ra y Ptah. De esta manera, el faraón se situaba como una divinidad mas del panteón egipcio.



Ramses II combatió tanto a los enemigos del norte, y del sur. Pero su batalla más importante fue la de Kadesh, en Canaán contra los hititas. Y aunque el faraón se jacto en los muros de Abu Simbel de haber ganado la batalla, en realidad, esta terminó con un tratado de paz entre ambos grupos.
Al decaer la antigua civilización egipcia y con el paso del tiempo, el templo fue quedando en el olvido y poco a poco se fue cubriendo de arena, hasta que en el año 1813 lo visitara el suizo Johan Ludwig Burckhardt, quien comento su hallazgo con el italiano Giovanni Belzoni, quien en 1817 fue capaz de liberar el acceso al templo y saquear todos los objetos de valor que pudo transportar.
La fachada del templo tiene 33 m de altura y 38 m de ancho, y en ella por cuatro estatuas sedentes custodian el acceso, cada una de ellas mide unos veinte metros de altura y están esculpidas directamente sobre la roca. Las estatuas representan a Ramsés II, sentado en un trono y con la doble corona del Alto y Bajo Egipto, símbolo de la dominación que ejercía sobre todo el valle del Nilo. Una de las estatuas resulto dañada por un terremoto, lo que no resta a la majestuosidad del templo, que aún asombra a sus visitantes.
Entre 1964 y 1968, y debido a la construcción de la alta presa de Asuán, el templo hubo de ser reubicado en una zona más alta de la misma ladera donde había sido tallado originalmente. Para esto, un equipo de expertos internacionales, con el respaldo de la UNESCO, realizo un trabajo que consistió en cortar el templo en enormes bloques de mas de 20 toneladas, que seguidamente fueron ensamblados en su nueva ubicación; esta labor titánica se considera uno de los grandes logros de la ingeniería.





El templo fue construido con tal orientación que durante los días 21 de octubre y 21 de febrero (61 días antes y 61 días después del Solsticio de invierno, respectivamente) los rayos solares penetraran hasta el santuario, situado al fondo del templo, e iluminaran las caras de Amón, Ra, y Ramsés, quedando sólo la cara del dios Ptah en penumbra, pues era considerado el dios de la oscuridad.
No se sabe a ciencia cierta porque se eligieron estas fechas, e incluso a través de observaciones astronómicas se ha confirmado que en el momento de su construcción, hace más de 3200 años, el fenómeno sucedía el 22 de octubre y el 20 de febrero, esto es 60 días antes y después del solsticio de invierno.

El templo menor de Abu Simbel se encuentra al norte del templo principal y está dedicado a la diosa Hator y Nefertari, la esposa favorita de Ramses II. La fachada de este templo está decorada con seis estatuas. El templo menor de Abu Simbel está situado al norte del mayor. Está también excavado en la roca y dedicado a Hathor, diosa del amor y la belleza, así como a su esposa favorita, Nefertari. La fachada esta decorada con seis estatuas, en este caso de pie, de las cuales cuatro representan al faraón y dos a su esposa. En su interior encontramos una sala hipóstila con seis columnas cuyos capiteles se encuentran decorados con la cabeza de la diosa Hathor.

La sala Este contiene algunas escenas que muestran a Ramsés y su esposa ofreciendo sacrificios a los dioses. Tras esta sala se encuentra otra que muestra escenas similares. Al fondo del templo se halla el santuario que contiene una estatua de la diosa Hathor.




lunes, 10 de febrero de 2014

LA TORRE DE BELEM. La puerta protectora de Lisboa.


Esta original torre es todo un símbolo de la época de mayor esplendor de Portugal, cuando marinos y aventureros se lanzaban a la mar en busca de fortuna.


Durante la Era de los Descubrimientos Lisboa creció en importancia y se convirtió en una ciudad cosmopolita donde se mezclaban culturas e ideas diversas. La estrategia naval de Portugal en el siglo XVI y las nuevas rutas marítimas hicieron del puerto de Lisboa una escala obligada en las rutas del comercio marítimo. Proteger Lisboa, era, entonces, una necesidad.
El rey Joao II ideó una barrera defensiva que consistiría en tres fuertes: el Fuerte de San Sebastián de Caparica, la Torre de San Antonio de Cascais, y una tercera fortificación en Belém.
A la muerte del rey Joao II, fue Manuel I, su sucesor, quien continuó el proyecto defensivo ordenando construir la tercera torre. Originariamente fue llamada Torre de San Vicente de Belém, en homenaje al santo patrono de Lisboa.
El arquitecto a cargo del proyecto fue Francisco de Arruda, orientado por Diogo Boitaca, que por entonces estaba a cargo de la construcción del Monasterio de los Jerónimos. Los trabajos comenzaron en 1514 y finalizaron en 1520.
La nueva fortaleza defensiva sustituyó a un antiguo navío artillado anclado allí, lugar desde donde partían las naves para las Indias. Originalmente fue erigida en una especie de isla cercana a la playa y según muestran dibujos de la época, el río la rodeaba completamente. La urbanización provocó el avance progresivo sobre las aguas del Tajo e hizo que la torre quedara prácticamente “amarrada” a la orilla.





Con el tiempo la estructura fue perdiendo su carácter defensivo original y fue utilizada como aduana, puesto telegráfico, faro y como prisión para presos políticos en el nivel inferior. Algunos historiadores sostienen que debido a su altura y a su ubicación, poco disimulada en el paisaje, la torre fue creada en realidad para funciones administrativas más que defensivas.
Si se compara con las clásicas construcciones medievales, más bien austeras, la Torre de Belem se diferencia por su abundante decoración que refleja el gusto del rey Manuel I, un estilo que con el tiempo se conocería como “manuelino” y que reúne elementos distintivos tales como esferas armilares, cuerdas retorcidas y cruces de la Orden de Cristo, a la cual el rey pertenecia.
La visita a la Torre de Belem, consiste en una torre cuadrangular que se eleva sobre un bastión con forma de hexágono irregular que apunta hacia el río. Una sencilla pasarela permite acceder desde la orilla y tras atravesar un puente levadizo se entra directamente al bastión. 
El bastión era la parte afectada a la defensa propiamente dicha y consistía en una gran cámara abovedada con paredes de 3,5 metros de ancho, donde dieciséis aberturas permitían disparar los cañones que todavía hoy se pueden observar. Una abertura central en la parte superior permitía la disipación del humo provocado por la pólvora. Una segunda línea de fuego se disponía en la terraza, donde hay un pequeño santuario con una representación de Nossa Senhora de Bom Sucesso, conocida también como Virgem das Uvas. En los ángulos de esta plataforma sobresalen pequeñas torres cubiertas por cúpulas moriscas y adornadas con figuras de animales. Una de ellas tiene una escultura de un rinoceronte, la primera representación artística de este animal en Europa.




La torre alcanza una altura de 35 metros y consta de cuatro pisos y la terraza. La entrada se encuentra en la cara sur, la fachada principal que mira al río, la cual se destaca por su exquisita decoración. A la altura del segundo piso, un balcón con arcadas y balaustrada muestra reminiscencias venecianas. Dentro de la torre una escalera en espiral da acceso a los tres primeros niveles –Sala del Gobernador, Sala de Audiencias y Sala dos Reis- que estaban dedicados a funciones administrativas, y en el cuarto piso hay una capilla. Desde la terraza en la parte superior las vistas del paisaje sobre Belem y el río Tajo son espectaculares.
Declarada Monumento Nacional en 1910, la UNESCO inscribió a la Torre de Belém y al Monasterio de los Jerónimos en 1983 en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. En julio de 2007 fue declarada una de las Siete Maravillas de Portugal (junto al Monasterio de los Jerónimos, el Palacio da Pena de Sintra, el Castillo de Guimarães, el Castillo de Óbidos, el Monasterio de Batalha y el Monasterio de Alcobaça).







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viernes, 7 de febrero de 2014

MONT SAINT MICHEL. Monasterio, Ciudadela y Prisión


Desde la Edad Media se le llama “La Maravilla” y era uno de los sitios de peregrinación más importantes de Europa. Enclavado en una isleta en la que se levanta empinándose hacia el cielo, queda aislado del continente cuando las fuerte mareas cubren completamente la bahía. Es el Mont Saint-Michel, considerado por muchos como la octava maravilla del mundo.
El monte es el tercer monumento más visitado de Francia, después de la Torre Eiffel y el Palacio de Versailles. Desde 1979, la UNESCO lo declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad, no solo por el valor histórico de la arquitectura de su abadía sino por el espacio natural que rodea a la granítica isleta. Las mareas son las más fuertes de Europa, con unos 15 metros de extensión. Los visitantes que se aventuran en las arenas que rodean al monumento en el momento de la bajamar deben tener en cuenta que existen bancos ciegos en los que una caída puede ser fatal. También hay que informarse del horario de la próxima subida pues el caudal y el ímpetu con que el agua suele inundarlo todo puede resultar fatal para los imprudentes o para quienes sean sorprendidos caminando por zonas inundables.
Ya en el año 709 existía en el sitio donde hoy se elevan los diferentes edificios monásticos, un santuario dedicado al arcángel San Miguel. Luego, durante el reino de Childeberto I, una abadía benedictina se funda en su lugar. Caerá sobre la égida de los normandos entre los siglos XI y XII hasta que en el año 1207 la incendia Guy de Thoars durante la toma de Normandía por los franceses. De hecho, aunque el Mont Saint-Michel pertenece administrativamente a la región de Normandía, los bretones han reivindicado desde siempre su posesión.




De la época románica de la abadía datan la iglesia Nuestra Señora de la Tierra, con una doble nave y un coro del año 1023. Muchos edificios fueron restaurados después del incendio mencionado y entre los espacios que surgieron en ese momento se encuentra el impresionante claustro (concluido en el 1228) que exhibe una sucesión de espléndidas columnillas de mármol.
La maestría de los arquitectos y maestres constructores de la Edad Media permitió apoyar sobre las pendientes del peñón los tres pisos de La Maravilla. De proeza puede ser considerada su construcción, incluso las piedras hubo que traerlas desde Bretaña y las islas de Chaussey, en frente de la península normanda de Contentin. Integran la llamada Maravilla los edificios góticos del conjunto: la Capellanía, la Sala de huéspedes (dos naves con siete travesaños ojivales) y el Refectorio (de techo artesonado abombado en forma de quilla).
Durante el siglo XIV, la llamada Guerra de los Cien Años incidió en el aspecto de fortaleza inexpugnable que tiene el conjunto arquitectónico. Las murallas y fortificaciones construidas impidieron que el sitio cayera en manos de los ingleses. Las obras culminan en 1518, fecha de la visita del monarca Francisco I.
Las partes que corresponden al estilo gótico flamígero datan del siglo XV, en parte debido al hundimiento del coro en 1421 y a la necesidad de reconstruir esa área.
Las peregrinaciones de todo el norte de Europa hacia el monte permitieron el enriquecimiento de la comunidad que lo administraba. Esta tradición se mantuvo hasta la Revolución Francesa, cuando el monasterio fue convertido en una prisión en la que se encarcelaron a unos 300 sacerdotes que renegaban del nuevo orden laico. El último abate fue Louis-Joseph de Montmorency-Laval.




Durante el siglo XIX el monumento se conservó gracias a la existencia de la prisión. Víctor Hugo reclamaba ya durante el Segundo Imperio que se le declarase Monumento Histórico Nacional, se le restaurase y protegiese. En realidad lo logra, pues desde fines de ese siglo comienzan las obras con vistas a devolverle su magnificencia. Finalmente hubo que esperar hasta 1966 para que los monjes benedictinos regresaran al monte. Desde el 2001, una congregación de religiosos de la cofradía monástica de Jerusalén vive permanentemente allí con el objetivo de garantizar las misas diarias y otros servicios religiosos.

Al pie del conjunto monástico se halla el burgo en donde vivieron siempre los habitantes de este sitio tan especial. Una calle empedrada asciende desde las puertas de Baltove y del Baluarte (a la entrada a la isleta) hasta la iglesia de San Pedro. Hoy solo viven unas 40 personas de forma permanente. Muchas de las casas poseen enseñas que las distinguen: Casa de la Sirena, de la Alcachofa, etc. En las plantas bajas de todas hay comercios, ya sea de venta de comestibles o de simples recuerdos (alfarería, lozas, adornos, etc.) 




martes, 4 de febrero de 2014

EL MONTE KILIMANJARO. El techo del mundo


El Monte Kilimanjaro es un volcán situado en el noroeste de la República de Tanzania. Tiene tres cimas, Kibo, Mawenzi y Shira, siendo Uhuru Peak en el cráter Kibo, el punto más alto con 5.895 metros de altitud.
Aproximadamente  20.000 visitantes intentan cada año llegar a la cumbre. La ascensión puede hacerse por diferentes vías, de manera individual o en el entorno de un grupo organizado, pero siempre acompañados por guías y porteadores autorizados por las autoridades turísticas de Tanzania. A continuación se detallan algunos conceptos básicos que conviene saber antes de emprender esta apasionante aventura.

LAS ESTACIONES DEL KILIMANJARO. ¿CUANDO INTENTAR EL ASCENSO?
Hay dos factores a tener en cuenta: Las condiciones meteorológicas y la afluencia de visitantes que encontramos en la ruta.
Mejores meses: Enero y Febrero son los meses más secos y cálidos; posiblemente la mejor opción. Junio, Julio, Agosto y Septiembre son también una buena época, aunque las temperaturas son muy bajas. La cantidad de personas que intentan la ascensión en este periodo es alta, especialmente en Navidad - Fin de Año y Agosto - Septiembre .
La temperatura varía en función de la altura, descendiendo desde los 20ºC a 1000m. hasta los -15 / -20ºC de la cumbre. 
En las zonas más bajas de bosque es habitual que las temperaturas sean agradables. Superada esta zona es frecuente encontrarse noches muy frías y mañanas soleadas, con la posibilidad de lluvia o nieve en cualquier época del año. La diferencia térmica entre día y noche se irá haciendo más acusada a medida que se asciende, hasta llegar a la cumbre donde el frío solo suele permitir un breve lapso de tiempo para disfrutar de su ascensión.




NIVEL DE DIFICULTAD
La subida al Monte Kilimanjaro puede aproximarse más a una actividad de marcha o trekking prolongado que a una ascensión alpina. No todas las rutas son iguales pero la característica común es que no se requiere conocimientos de escalada o progresión en hielo, con la excepción de algunos pasos del área del Barranco Valley (rutas Machame, Umbwe y Lemosho). Por lo general los caminos están señalizados y disponen de un correcto mantenimiento; los pasos más complicados se encuentran en las zonas más altas, con fuertes pendientes y presencia de grava suelta que hace la ascensión lenta y trabajosa.
De acuerdo con esto las dificultades principales son la distancia y el desnivel acumulados,  y el mal de altura. En el Kilimanjaro todos los días se avanza ganando altitud y esto requiere preparación física y mentalidad para no precipitarse y saber hasta donde se puede llegar.

UN DÍA DE TREKKING
Con la salida del sol el equipo asistente se ocupa de preparar el desayuno y despertar a los escaladores. Se inicia la marcha cargando solo con lo esencial: agua, fotografía, ropa de abrigo y algún tentempié.   
Se camina a un ritmo lento para una mejor aclimatación, con un guía abriendo la marcha y otra detrás del último escalador. Mediodía es el momento de la parada para el almuerzo, continuando posteriormente hasta el siguiente campamento, que se encuentra ya con las tiendas instaladas. Generalmente se dispone de tiempo por la tarde para un corto paseo de aclimatación y para descansar. Las cenas son cocinadas y se basan en comidas con un alto contenido energético .

¿Y SI NO LLEGAMOS A LA CUMBRE?
El cansancio o el mal de altura pueden impedir alcanzar la cumbre, pero no por ello la experiencia del Kilimanjaro pierde valor. Si alguno de los componentes del grupo decide que no puede continuar, o si el criterio del guía lo aconseja, se acompaña al escalador al campamento o refugio más conveniente, mientras el resto del grupo continúa con la ascensión

STAFF ACOMPAÑANTE
El equipo que acompaña al escalador suele estar compuesto por:
1 escalador: 1 guía, 3 porters y 1 cocinero
2 escaladores: 1 guía, 6 porters, 1 asistente y 1 guía
3 escaladores: 1 guía, 9 porters, 1 asistente y  cocinero
4 escaladores: 2 guías, 9 porters, 1 asistente, 1 cocinero y 1 camarero
Si la escalada se efectúa por la vía Marangu el equipo se compone de guía y un cocinero por cada 8 escaladores; un asistente por cada 3 escaladores y dos porteadores por cada escalador.
Porteadores: El escalador únicamente lleva una mochila pequeña con el material necesario para el camino. Un equipo de porteadores carga con el equipaje, tiendas, cocina y equipo común. El peso está limitado a 15 Kg. por porteador y en caso de exceder esta cantidad se pueden contratar porteadores extra.




VIAS DE ASCENSO
Las rutas más habituales utilizadas para alcanzar la cumbre de Uhuru Peak son Marangu, Machame, Lemosho, Shira y Rongai. Estas vías comparten determinados tramos del itinerario; por ejemplo, la Ruta Lemosho discurre paralela a la parte baja de la ruta Shira con la que se une a partir del tercer día, compartiendo también camino con la ruta Machame a partir del campamento Shira 2.  O el descenso de montaña, que sigue el camino de Mweka tanto en la ruta Marangu como en Rongai

RUTA MARANGU
La vía más popular y sencilla de ascensión al Kilimanjaro; también la más frecuentada. El camino que se sigue durante la subida se repite durante el descenso.  Se duerme en refugios (Huts), todos ellos con camas y agua corriente pero sin electricidad.
Desde un punto de vista físico, es la ruta menos exigente.
Duración ruta sin etapas adicionales de aclimatación: Cinco días con salida y regreso a Moshi. Tres días y medio de ascenso y un día y medio de descenso. 
Recorrido total de 64 Km.

RUTA MACHAME
Recorrido circular que discurre por las vertientes sur y suroeste de la montaña. Es la segunda ruta más frecuentada, y uno de los recorridos más hermosos. Discurre por un terreno accidentado y requiere experiencia previa en montaña.  
Uno de los principales atractivos es el bonito recorrido por el área de Lava Tower, a 4630 m. y el posterior descenso al Barranco Camp (3950 m.) que facilitan la aclimatación y aumentan el índice de éxito de la ascensión. Duración ruta sin etapas adicionales de aclimatación: Seis días con salida y regreso a Moshi. Cuatro días y medio de ascenso y un día y medio de descenso.
Recorrido total de 100 Km.

RUTA LEMOSHO
Una de las vías más atractivas de ascenso a la montaña, tanto por las magníficas vistas como por su alta tasa de exito.
El acceso se efectúa por la vertiente oeste, cruzando la meseta de Shira y encontrándose posteriormente con el circuito sur para llegar a la cumbre; el descenso se suele realizar por sendero de Mweka. Esta ruta se une a la de Shira a partir del tercer día y a Machame en el campamento Shira 2.
Duración ruta sin etapas adicionales de aclimatación: Ocho días con salida y regreso a Moshi. Seis días y medio de ascenso y un día y medio de descenso.
Recorrido total de 98 Km.

RUTA RONGAI
Remota y poco frecuentada, la ruta Rongai es un un recorrido hermoso y sin dificultades. Comparativamente, esta vía es más escénica que Marangu, más sencilla que la ruta Machame y cuenta con un índice de éxito elevado.  El ascenso se efectúa por la vertiente norte, y se une a la ruta Marangu para coronar la cumbre. El descenso se efectúa por la vertiente sureste. Ofrece magníficas vistas sobre la sabana de Kenya y posibilida de observación de fauna salvaje.  Duración ruta sin etapas de aclimatación añadidas: Seis días con salida y regreso a Moshi. Cuatro días y medio de ascenso y un día y medio de descenso. 
Recorrido total de 70 Km.