Sobre un cabo, entre la confluencia del
Bósforo y el Cuerno de Oro, se alza el Palacio de Topkapi, el palacio más
antiguo y extenso de los que han sobrevivido hasta nuestros días. En este
opulento entorno vivieron y gobernaron los sultanes y su corte.
En el patio exterior, o primer patio, hay
un magnífico jardín arbolado. Se entra en él por la puerta llamada Bab-i
Humayun (la Puerta Imperial). La fuente monumental, situada frente a la fuente
de la puerta Bab – i Numayun, es uno de los mejores ejemplos del arte turco del
siglo XVII. En torno a este primer patio se situaban las panaderías, la casa de
moneda, el cuerpo de guardia, las leñeras y, en la explanada un poco más abajo,
los huertos del palacio. El primer edificio del palacio, llamado el Pabellón de
Azulejos, se encuentra en este patio. A la izquierda de la entrada se ve la
Iglesia de Santa Irene, construcción bizantina del siglo VI.
La entrada principal del Museo de Topkapi
en el segundo patio es por la puerta
llamada Bab-üs Selam (la Puerta de la Salutación). Al pasar ésta, hay
que atravesar una segunda puerta llamada Orta Kapi (la Puerta Medianera) que
comunica con el segundo patio, en el que estaba situado el departamento
administrativo del Estado. En este patio, donde sólo el Sultán podía montar a
caballo, se podía ver a menudo a la gente que debía resolver algún asunto
oficial con el gobierno, y a los representantes de los jenízaros. En el mismo
patio se recibían a los embajadores extranjeros y tenían lugar diversas
ceremonias oficiales. Se cuenta que, en la presencia de entre cinco y diez mil
personas durante estas ceremonias, reinaba un silencio absoluto en el patio.
Durante las ceremonias, a las que el sultán solía asistir, el trono imperial se
colocaba delante de la puerta, al otro
extremo del patio, y en señal de respeto los presentes permanecían de pie, con
los brazos cruzados sobre el pecho.
A la derecha del segundo patio, sombreado
de cipreses y plátanos, se encuentran las cocinas del palacio, actualmente
galerías donde se expone la colección imperial de cristal, plata y porcelana
china. Unas 2.500 piezas de las más de 12.000 porcelanas chionas y japonesas
que se usaban o decoraban el palacio. En la época en que estas estancias funcionaban
como cocina, un equipo de más de 1.000 cocineros y sus ayudantes preparaba los
platos destinados a diferentes partes del palacio.
Se entra en el tercer patio por la puerta
llamada Bab-üs Saade (la Puerta de la Felicidad). Nadie podía atravesarla sin permiso
especial. Bajo el control de los eunucos blancos se podía pasar a este patio
reservado para el Sultán. El Centro Imperial de Enseñanza Superior, la Sala del
Trono, el Tesoro Privado del Sultán y las salas de las Sagradas Reliquias se
encuentran en este patio. La Sala del Trono estaba situada enfrente de la
entrada y todos los criados que servían en esta sala eran sordomudos por
razones de seguridad. Al propio Sultán le solían servir oficiales de alto
rango, que eran al mismo tiempo los mejores alumnos de la escuela imperial (el
Enderún).
El Tesoro de Topkapi contiene la colección
más rica del mundo. Las joyas exhibidas en las cuatro salas seguidas son
auténticas y originales. Las obras maestras del arte de la joyería turca de varios siglos, junto con obras
procedentes de Europa, la India y el Extremo Oriente, fascinan al visitante. El
puñal de Topkapi es el símbolo del palacio y del tesoro entero, un bellísimo
ejemplo de la artesanía turca del siglo XVIII. Debajo de una de las cuatro
esmeraldas que adornan la empuñadura hay un pequeño reloj.
Las Sagradas Reliquias del mundo islámico
fueron traídas al palacio a comienzos del siglo XVI desde Egipto, cuando este
país fue conquistado por los turcos. Desde entonces las reliquias se conservan
en el mismo sitio. Desde entonces también los sultanes turcos obtuvieron el
califato, o sea la jefatura del mundo islámico, lo cual aumento el prestigio de
su poderío. En esta sala están exhibidas las pertenencias personales del
Profeta, uno de los primeros coranes escritos a mano y las llaves de la Kaaba.
En el cuarto patio se encuentran los
pabellones de los jardines y entre ellos el Pabellón de Bagdad, el único
edificio de madera del palacio, decorado ricamente con adornos y azulejos, que
data del siglo XVII.
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